viernes, 14 de agosto de 2015

Nosotros, los hombres

Nosotros, los hombres, somos asesinos de mujeres, somos machistas y ejercemos la violencia de género a diario en nuestras vidas. Escribo esto no para demonizar al género biológico al que pertenezco pero sí para denunciar y vilipendiar a la "estructura mental" que domina a los hombres en España desde hace muchos años, independientemente de que muchos nos neguemos a que ese "machismo estructural" nos domine. Es una cuestión profundamente mental y psicológica, que afecta a lo más profundo de nuestro ser, de saber quién eres realmente, de analizar tus actos, de saber qué hacer en tu vida diaria y, sobre todo, en tus relaciones con los demás, especialmente con las mujeres que conoces en tu entorno más cercano o que vas conociendo a lo largo de tu vida.  Quizás sea pronto para entender lo que digo, pero si eres hombre (elimina el sentido machista de la encadenación de las últimas tres palabras anteriores al paréntesis y ve a su sentido literal), por favor, reflexiona un momento sobre lo que estoy diciendo aquí y ahora. Lee cada palabra que escribo y quítate prejuicios de tu cabeza. Por todo lo anterior, afirmo que en España los hombres hemos matado muchas mujeres en el pasado y lo seguimos haciendo en este año 2015. De hecho, la violencia machista ha provocado más víctimas en España desde 1999 que la violencia terrorista desde 1959, véase el artículo de opinión "Lo personal es político". No se trata de que "todos los hombres" seamos machistas, se trata de que "la mentalidad machista domina a muchos hombres", se trata de que "el machismo domina la idea social del hombre", que es muy difícil abstraerse de esa influencia si uno no está alerta porque cuando uno actúa de manera machista, aunque sea en una mínima expresión, con un "chiste", con un gesto, con una actitud, eludiendo una responsabilidad compartida con tu pareja, ejerciendo un rol mal entendido de padre, etc,; uno se convierte en un machista y ejerce como tal. Entonces, es cuando digo que ha sido dominado por esa idea de "hombre" que se asocia a un machismo social y estructural y que desgraciadamente es  asumido,  en mayor o menor medida,  por muchos hombres y que les hace negar este problema, que fundamentalmente es SUYO, no de las mujeres.

Más allá de sucesos dramáticos o casos concretos como los sucedidos en España relacionados con este grave asunto en las últimas semanas, y que los medios informativos sobre todo en verano se preocupan de airear, más allá de condenas retóricas y las reiteradas peticiones de cadena perpetua o crueles castigos ejemplares para los asesinos que no sirven para nada, continúa el goteo (perdonad la expresión porque lo digo con dolor) continuo de muertas, de asesinadas por sus parejas. Es un problema de fondo que no se soluciona con una ley concreta (a la que el actual gobierno no parece dar mucho apoyo ni credibilidad), es una cuestión de convencimiento personal y social no de ideologías concretas, aunque a veces esto último ayuda y mucho (aún no ha sido suficientemente reconocida la gran labor del movimiento y del colectivo feminista en España desde hace tanto años con su ardua labor que se inicia en el siglo XIX y que continúa hasta hoy con una larga lista de mujeres de una gran talla intelectual), es una cuestión de educación de los hijos, de aprendizaje y asunción del rol o papel social que todos asumimos desde el momento de nacer y que nos acompaña toda nuestra vida (éso es el género), es también un asunto de deontología profesional periodística en los medios de comunicación social y especialmente en la publicidad especialmente la televisiva y de internet (con minúscula aquí) que a veces es cancerígenamente dañina para las nuevas generaciones y tiene un poder que subestimamos en el día a día, es un "gigante mediático" que nos martillea y nos amolda a su conveniencia (al menos ésa es su intención). Necesitamos desintoxicarnos de toda esa "estructura mental machista dominante", valga la expresión. Por eso es una larga "Historia de Violencia", no exclusiva de nuestro país, ni de nuestra cultura, pero no por ello debemos eludir esta grave cuestión ni desviarnos del asunto. Se trata, aparte de esa "desintoxicación mental", de una lucha continua de todos (debería serlo al menos) frente al machismo y la violencia estructural de una sociedad que no cambia en lo más profundo de su ser, aunque pasen muchos años. Hay que hacer mucho más frente a esta violencia irracional, esta enfermedad social: es un asunto de Estado y debe ser prioritario. 

Al ser un asunto de Estado debe afectar a ámbitos tan diversos como el judicial, el político, el educativo, el socio-económico, el ético-moral (y religioso si se quiere), debe afectar a todos los ámbitos de la vida y, por lo tanto, TODOS (especialmente los hombres)  debemos cambiar cosas en nuestro quehacer diario y hacer realmente algo para intentar evitarlo, minimizarlo y eliminarlo de nuestra vidas. Y, a la misma vez, difundir y airear el problema, para intentar darle una sólida y permanente solución. No basta con hechos puntuales ni con actos concretos de denuncia  (manifestaciones, concentraciones...), que no por ello dejan de tener su importancia, hace falta una mentalización personal y convicción personal profunda y consciente para no dar pie a que suceda en tu entorno concreto, individual, personal, familiar, vecinal si se quiere. No es que haya personas muy malvadas que cometan actos horribles y asesinatos horrendos, sino más bien que TODOS, especialmente NOSOTROS LOS HOMBRES, no caigamos en practicar consciente o inconscientemente actos machistas en menor o en mayor grado y en el día a día, porque no hay nadie que se pueda librar (bajo determinadas circunstancias y en casos extremos) de cometer actos deleznables y desalmados (o al menos eso pienso yo después de haber leído a Edgard Allan Poe)... Ciertamente en toda sociedad siempre hay un porcentaje de personas que son cuasi psicópatas, pero no caigamos en el error de creer que la violencia machista es algo exclusivo de personas malvadas, sino más bien yo diría que es un problema más bien social y que hasta la persona "más equilibrada y noble" puede caer y cae (y caemos de hecho) en micromachismos diarios, pero creo que pueden y deben ser "controlados" y rápidamente eliminados. Por mi trabajo en educación llevo haciendo frente a este grave problema desde hace años, pero de nada sirve denunciar, convencer e inculcar a los niños, chicos y adolescentes (a ellas también pero sobre todo a ELLOS) de no repetir estereotipos sociales o actitudes machistas si tú, si yo, si TODOS, en definitiva,  no hacemos lo mismo en nuestros actos,  en tu día a día, en tu vida personal y social, con tu pareja, en tu familia, en tu círculo de amistades. Y ahí está, quizás, una de las posibles claves, luchar contra tí mismo, como hombre, si no haces lo correcto, si no sabes aceptar un "NO" de una mujer, si no sabes perdonar, pedir perdón, rectificar, calmarte, no herir con tus palabras en una discusión, saber reflexionar, vivir en un verdadero equilibrio o igualdad sin autoritarismos ni imposiciones y no llevar todas tus frustaciones y cabreos como una culpa hacia la otra persona, convertir a la víctima en culpable. No quiero dar lecciones a nadie de psicología barata, ni busco notoriedad en las redes sociales como un apóstol de las buenas intenciones porque lo único importante aquí es que todos, especialmente los hombres, de una vez por todas, deberíamos convencer(nos) de que éste es un grave asunto y por múltiples razones, quizás hoy más que otros días, no podía dejar de escribir estas líneas de reflexión personal y a la vez cargadas de rabia y de denuncia ante tanto asesinato absurdo. 


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