domingo, 26 de enero de 2014

Referencia al film "La gran belleza" de Paolo Sorrentino

Al lector ocasional e interesado, le hablaré de una de las últimas películas que he visto en la pantalla grande y que me parece interesante y muy recomendable de ver: "La grande bellezza" de Paolo Sorrentino, que es, a mi entender, una gran film y de la que sin destripar apenas el argumento me gustaría hablar un poco. Comienzo diciendo que es una película barroca, de contrastes, excesiva y muy bella, difícil de ubicar en un canon, estilo o en un género específico y que es a la vez muy personal y muy "social".  Es de esas películas que o te engancha desde el principio, o la odias irremisiblemente. Como puede suponerse, a mí me ocurrió lo primero. No digo que sea una obra de arte excepcional, pero sí hace honor a su título al presentar la Ciudad Eterna con unas imágenes espectaculares y en ocasiones con un gusto y una ambientación sublimes. El arranque es espectacular con grandes planos-secuencia que recuerdan en algo al de grandes películas de directores como Orson Welles, Federico Fellini, Robert Altman o Stantley Kubrick. Sorrentino, del que no conozco ni he buscado información, parece haber creado un mundo propio para retratar a la ciudad de Roma través de su personaje protagonista, Jep Gambardella (interpretado por un sublime y para mí desconocido Toni Servillo), un exitoso periodista bon vivant, culto y mujeriego que acaba de cumplir los 65 años que se mueve en el elitista y a la vez mundano círculo de la "alta sociedad" romana donde hay personajes muy pintorescos y variados, en los que cabe casi de todo: un cardenal aficionado a la gastronomía y a las fiestas, una cuarentona y exuberante bailarina de striptease, una niña pintora de éxito precoz pero explotada por sus padres, una pareja de nobles decadentes que alquilan identidades o convierten sus palacios en museos para poder sobrevivir y hasta una venerable e inquietante santa que sólo come raíces mientras cura a enfermos y realiza milagros. La sucesión de escenas, la profusión de personajes casi todos muy curiosos y excesivos, los diálogos y situaciones que se presentan, hacen que esta película sea difícil de olvidar para bien o para mal. Con evidentes referencias fellinianas tanto al "glamour" y famoseo de las fiestas romanas de "La Dolce Vita" pero también a referencias biográficas y a veces casi existencialistas de "Otto e mezzo" con un protagonista del film que parece un trasunto o una reencarnación del propio Marcello Mastroniani en ambas películas, sobre todo al "Marcello Rubini" de "La Dolce Vita" pero con mucha más edad. Por otro lado y más allá del argumento, su puesta en escena, el uso de los espacios y los movimientos de cámara con amplio uso de grúas y planos-secuencia, aparte de frecuentes referencias literarias, históricas y políticas en los a veces incisivos pero casi siempre divertidos diálogos en algunas escenas de las fiestas o comidas del protagonista con su círculo más cercano de amigos, esta película me hace recordar en parte a dos películas del canadiense Denys Arcand como son "Le Declin de L'Empire Americain" (1986) y "Les invasions barbares" (2003). Posee un aire de comedia moderna y a la vez decadente que termina teniendo un poso de gran pesimismo y melancolía a causa del paso del tiempo, el peso de los recuerdos con la nostalgia por el primer amor adolescente o la presencia inevitable tanto de la enfermedad como de la muerte. Y a la vez hay un frecuente contraste de ese punto intelectual y de gusto por lo estético e incluso lo sublime (banda sonora con piezas clásicas, monumentos romanos y jardines barrocos...) con la vulgaridad y la superficialidad, con el sexo a veces más zafio y truculento o el asqueroso materialismo del que le sobra el dinero y solo tiene que preocuparse por cómo gastarlo, así como la pose en busca del ascenso o del reconocimiento social. Todo ello con el trasfondo de una ciudad Roma,  un país, Italia, y un continente, el europeo que parece retratar de manera bastante clara: dictadura del dinero, corrupción política y degradación moral. El cine de la "vieja" Europa necesita películas como ésta, la única pena es no haberla podido disfrutar en versión original.



2 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

Hay que verla. La has sugerido muy bien, Oscar. Un abrazo.

Salud

Óscar dijo...

Gracias, Manuel. Acabo de ver que la ponen en la Filmoteca de Andalucía, en su sede de Córdoba el próximo sábado 29 de marzo a las 20:15. No os la perdáis.