lunes, 11 de octubre de 2010

El caso de los mineros chilenos atrapados


Bueno, la historia es bien conocida: hay unos mineros chilenos que llevan meses atrapados y ahora están a punto de ser rescatados. Más allá de la empatía y solidaridad que despierta este caso de supervivencia y resistencia humanos llevados al límite, este suceso recuerda en parte al episodio de los uruguayos que lograron vivir tras un accidente de avión en Los Andes durante unas semanas a principios de los años 70 mientras se dirigían a Chile a jugar un partido de rugby. Sin ser sociólogo ni periodista, este caso me recuerda mucho por la expectación mediática causada, el interés "humano" y el despliegue montado alrededor de este rescate que parece vivirse "minuto a minuto", al sensacionalismo y amarillismo periodístico, uno de tantos casos en los que se aprovecha al máximo el poder vender una noticia cueste lo que cueste. Me explico, parece que realidad y ficcción se unan: hay una excelente película del maestro austríaco-estadounidense Billy Wilder de principios de los 50 titulada en España "El gran carnaval" ("Ace in the hole" en el original) que habla de un caso parecido. Un periodista llega a Alburquerque (Nuevo México) desde una gran ciudad y venido a menos y se encuentra con un minero atrapado, se aprovecha de la situación y convenciendo al sheriff del condado, que busca asegurarse fama y posiblemente su reelección para que el rescate se demore todo lo posible y así poder engrandecer el caso y convertir un suceso local en un acontecimiento nacional y vender más periódicos. Alguno puede pensar que soy un mal pensado pero hay detalles sospechosos: cánticos y banderas patrias en mineros y familiares, muchos expertos hablando continuamente, un presidente recién elegido hace pocos meses, la Nasa de por medio, cientos de periodistas acreditados de todo el mundo ¿no suena todo esto a un carnaval mediático bastante importante? Lo comento porque anoche mismo pusieron un gran reportaje sobre el encierro de los mineros asturianos, leoneses y palentinos y sin tener ni idea de minería, me pareció mucho más serio y profundo que mucha de las informaciones que se están dando sobre los mineros de Chile, recuerdo haber leído uno de los primeros días en El País como describían como héroes a los mineros describiéndolos por arquetipos psicológicos "El líder", "El religioso", "El humorista", etc... Me olió a psicología barata para vender periódicos y el espectáculo sigue vivo. El abismo entre informar de manera rigurosa y caer en el entretenimiento o la lágrima fácil es enorme, el periodismo no debería caer en el amarillismo ni en el espectáculo. Un experto mediático serio de verdad y que sabe mucho más que yo de esto llamado Jesús González Requena, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, habla de esto en su excelente libro "El discurso televisivo: el espectáculo de la posmodernidad", cuya esencia pude disfrutar en una charla-coloquio hace algunos años en un curso de verano sobre cine en Córdoba y ponía como ejemplo el dramático caso de la niña Omayra Sánchez atrapada por una riada de lodo y barro al erupcionar el volcán Nevado del Ruiz en Colombia en 1985, cuya agonía fue retransmitida casi íntegra en falso directo en televisión por unos reporteros de TVE y que yo recuerdo haber visto y sufrido en mi tierna niñez, yo contaba entonces con 10 años y la niña Omayra 13 por lo que lo viví de manera muy cercana. En fin, esperemos acontecimientos y que finalmente se salven estos mineros, pero el espectáculo que se ha montado alrededor es de todo menos "humano y solidario".

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