domingo, 15 de abril de 2012

La educación y la cultura: lo estético y lo ético.

Acabo de leer en la edición digital del periódico "El País" una entrada al blog del periodista Juan Arias, corresponsal de este periódico en Brasil titulada "Nací pobre, no tuve educación, pero no sucumbí", por otro lado también he leído una muy interesante entrevista al escritor hispano-peruano y premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en el que habla sobre la banalización de la cultura y sus peligros que podría resumirse en el titular "Sería una tragedia que la cultura acabe en puro entretenimiento". Para poder entender mejor lo que voy a exponer a continuación en estas líneas os recomendaría que antes de seguir leyendo os pararáis a leer dicho artículo y entrevista. 

Juan Arias concluye su artículo de la siguiente manera: "Mi tesis es que la educación y la riqueza, por sí mismas, no curan del virus de la violencia ni de la deshonestidad. Los pobres también saben ser pacíficos y honrados y a veces más que los privilegiados." 

Por su parte Mario Vargas Llosa expone en dicha entrevista que, "Precisamente por la extraordinaria revolución tecnológica, audiovisual, el mundo es tan absolutamente diferente que es muy, muy difícil ponerse hoy en día en la piel de un joven. Hay muchas cosas en el pasado que hay que suprimir, que hay que reformar sin ninguna duda. Pero hay una que yo creo que no, que hay que conservarla renovándola, actualizándola, que es la cultura. Una civilización que ha producido Goya, Rembrandt, Mahler, Goethe no es despreciable, no puede ser despreciable. Eso fijó unos ciertos patrones que deben ser, si se quiere, criticados pero mantenidos, continuados. Y esa continuación es la que yo creo que se pierde si la cultura pasa a ser una actividad secundaria y relegada al puro campo del entretenimiento."

Y todo esto me lleva a lo siguiente: como profesor de educación secundaria entiendo que mi deber moral me exige no sólo enseñar sino también educar, a sabiendas y siguiendo a Juan Arias que eso no conlleva necesariamente formar ciudadanos mejores (pacíficos, honestos, honrados), pero que es absolutamente necesario intentarlo al menos. Siguiendo a Gabriel Celaya, la educación, como la poesía, sería "una arma cargada de futuro". Sin embargo, ha habido y sigue habiendo muchos casos de gente educada (en el sentido de persona formada) y culta y a la vez violenta o deshonesta (incluso genocida, quizás el caso más espeluznante sea Radovan Karadzic, a la vez profesor de universidad, poeta, político y genocida de los bosnios musulmanes en la guerra Serbo-Bosnia en la ex-Yugoslavia). Pero siguiendo con Mario Vargas Llosa quizás es mejor ser culto y educado que no serlo, si nos acompaña una moral honesta. Es muy importante saber que no todo es equiparable dentro de lo que muchos consideran cultura (Vargas Llosa cita la alta gastronomía o la moda y yo meto ahí a gran parte del arte actual), es decir habría que cribar y quitar cosas, en eso faltan periodistas e intelectuales que no sigan los criterios mercantiles o busquen el puro entretenimiento o espectáculo. Y ciertamente, hay cosas en la cultura que deben ser mantenidas ya que si no caemos en la desorientación más absoluta y más en los tiempos que corren donde la cultura se banaliza, hay un exceso de información (y su atroz inmediatez que parece impedir la reflexión e interiorización de lo que leemos, vemos y escuchamos). A nivel general entre gran parte de los adultos y jóvenes, no parece haber criterios para juzgar lo que es secundario de lo importante a la hora de elegir qué canal o programa ver de la televisión (hace tiempo que se ha olvidado lo catastrófico que puede llegar a ser la "telebasura" o el "zapping", que ha formado en gran parte a los jóvenes que ahora acuden a diario a clase), qué libro leer (parece ser lo mismo leer a los grandes clásicos como Cervantes, Shakespeare o Tolstoi que un "bestseller", novelas de entretenimiento o libros de autoayuda) o qué obra musical escuchar (en este mismo sentido serían equiparables el último éxito popular de una cadena de radiofórmula musical y una obra que ha trascendido los siglos sea de Vivaldi, Mozart, Bach o Beethoven, por ir a los más conocidos). En ese sentido es dónde los profesores a veces olvidamos que deberíamos también educar cultural y estéticamente a las nuevas generaciones, deberíamos saber orientar a los chavales que se inician en la lectura, en enseñarles el gusto por la cultura, que les entrara "el gusanillo" de leer y escuchar buena música. Porque hoy día no parece haber un deleite en la cultura, se puede llegar a creer que sólo lo que entretiene es bueno, olvidándose que en el esfuerzo de leer un libro, en la continuidad de su lectura, en la interiorización de lo que se dice en una buena obra literaria, en definitiva, en la reflexión sobre lo que se lee, también hay un deleite y un placer estético. No es ninguna pérdida de tiempo y merece la pena.

2 comentarios:

rafalovski dijo...

Suscribo todo lo que dices, pero añado un matiz. ¿Quién va a culturiza al profesorado? ¿Cuántos maestros/profesores conoces que se limitan a leer bestsellers, escuchar los 40 principales y ver Gran hermano? Demasiados. El problema viene de antiguo y es de difícil solución. La excesiva especialización de la educación está creando licenciados casi analfabetos, especialistas en su campo (con suerte) pero totalmente ignorantes en el resto.

Óscar dijo...

Dices muy bien, Rafa. Es mucho peor un mal profesor que un mal alumno: al primero no lo puedes cambiar al segundo quizás. Sin creerme superior a nadie y reconociendo mis grandes lagunas en muchos campos del sabaer, te diré que ya desde la Universidad donde estudié Historia del Arte, reconocí que muchos futuros licenciados que iban aprobando asignaturas se creían erróneamente especialistas pero ignoraban completamente los principios y conocimientos básicos de la Historia, la Literatura o la Filosofía. La "titulitis" o la especialización no sirven de nada, de ahí la importancia de la verdadera formación humanística. Un saludo.